lunes, 15 de diciembre de 2014

Tihosuco: ¡La destrucción convertida en encanto!


 
La primera vez que llegue a Tihosuco fue por pura casualidad. Viajando con un amigo, nos perdimos en una carretera camino a Valladolid. Con los estómagos vacíos y un poco desorientados, decidimos adentrarnos por las calles que desembocaban a la carretera federal. Andando por el pueblo, pudimos observar mujeres con su “huipil” tradicional caminando hacia el molino, niños jugando en las calles y en sí, el ir y venir de una comunidad maya tradicional. Llegando al centro del pueblo, y como una visión, apareció ante nosotros aquella espectacular iglesia. Un edificio derrumbado en varias de sus paredes que le daban un sello muy particular.
 
 
 
El Templo del Santo Niño Jesús en la comunidad de Tihosuco se encuentra aún en ruinas, producto de una explosión de la Guerra de Castas por ahí del año de 1847. Pero, ¿cuándo habíamos visto un edificio derrumbado tan hermoso?
 
 
 
Por su fachada destruida se alcanzaban a colar unos rayos de sol que iluminaban de forma natural el interior de la nave principal del Templo. Sin dudarlo, nos bajamos del carro y decidimos ir a explorar la belleza que habíamos encontrado. Nos tomó por sorpresa descubrir que a pesar de su condición, el Templo sigue siendo utilizado para las misas regulares de la comunidad. Sus ruinas y derrumbes, se han convertido en una situación cotidiana de la sociedad del lugar. La vegetación se combina con las bancas de la nave y de sus pórticos se observa el andar de las calles y su dinámica natural.
 

 
Nos enamoramos de Tihosuco, de un lugar que transpira historia. Cada pared destruida cuenta por si misma un pedazo de las leyendas e historias de las comunidades mayas de Yucatán.
 
Asi sucede cuando la destrucción se convierte en encanto...

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